Tendremos a mano:
Un paquete de pasta brick.
Mantequilla.
Una pechuga de pollo asado desmigado (también sirve pollo cocido o restos de pollo guisado).
Una cebolla.
Jengibre rallado.
Piñones o almendras laminadas.
Uvas pasas.
Azúcar moreno.
Canela molida.
Azúcar glass para espolvorear.
Comenzamos pochando la cebolla en daditos, en una sartén a fuego suave con un chorro de aceite, hasta que se quede blanda y transparente.
Cuando la cebolla esté lista, subimos el fuego y añadimos los piñones para que se tuesten un poquito.Ponemos el pollo desmenuzado, las uvas pasas, un poquito de jengibre rallado, dos cucharadas de azúcar moreno y un poco de canela molida.
Vamos con la pasta brick. Tomamos una hoja de la masa y la untamos con mantequilla derretida o en pomada (osea... que no esté fría de la nevera para poder untarla fácilmente). Cubrimos con una segunda hoja de brick y engrasamos de nuevo.
Le ponemos un par de cucharadas del relleno y doblamos en forma de pañuelo (en triángulo).
Repetimos la operación con el resto de hojas de brick. Ponemos las pastelas en una bandeja y horneamos a 180º hasta que estén doradas, unos 15 minutos.
Decoramos con azúcar glas y un poco de canela molida.
Taaaaachan!!!! Aquí está nuestra pastela, crujiente y lista para comer.
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